De repente, la pandemia

Dentro de veinte o treinta años, los jóvenes de ahora recordarán la pandemia como un hecho llamativo y molesto que acaeció en años lejanos de sus vidas. Me los imagino diciendo ¿te acordás de la pandemia? Cuando no nos dejaban salir, cuando se suspendieron las clases, cuando no podíamos viajar, cuando nos tuvimos que vacunar tres veces, cuando nuestros padres trabajaban desde casa… ¿Te acordás como odiábamos el barbijo? ¿Y los testeos?

A ellos la pandemia, ese monstruo imprevisto que invadió nuestras vidas, les habrá robado dos o tres años. A nosotros, los mayores muy mayores, nos quitó el equivalente de diez de los últimos años disponibles. Los años en que se suponía que debíamos gozar de nuestro retiro del ámbito laboral y dedicarnos a disfrutar los pequeños o grandes placeres disponibles en nuestras vidas.

Fue diferente según los países; en España, por ejemplo, la gente mayor siguió haciendo la compra diaria según es la costumbre y pudo reunirse por las tardes a jugar a las cartas, a tomar un café o una cerveza en lugares adecuados apenas pasó el período estricto del principio. De todos modos, fue duro para todos.

En lo personal, llegué a sentirme como si estuviera presa por un delito que no había cometido. Hasta ese momento creía que iba envejeciendo bastante bien. Por una buena cuota de suerte genética (todas las mujeres de mi familia materna siempre parecieron tener menos edad que la del almanaque) sumada a un motor interno hiperactivo y a cierta inquietud innata ante las novedades me mantuvieron en movimiento.

Hasta que mi cerebro se encerró junto con mi cuerpo. Porque no podía concentrarme en la lectura, porque miré cuanta serie corta, mediana o larga apareció por cualquiera de los canales posibles. Telenovelones increíbles me ayudaron a dormir más de una vez. Películas buenas y malas, documentales sobre temas y personajes inesperados, cientos de programas de cocina, todo sirvió para que no leyera más de cinco o seis libros. Conclusión: me sentí, además de presa, estúpida y embrutecida.

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