Octogeniales

Mi vida es complicada

Algunos de ustedes recordarán que hace un tiempo escribí que mi vida era un permanente reclamo. Ahora puedo agregar que es algo más:  mi vida también es un infinito pedido de turnos. Los octogeniales memoriosos recordarán conmigo que antes, cuando éramos más jóvenes, llamábamos al consultorio de un médico y una asistente amable nos atendía

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