Como diría Magritte, esto no es una nota, esto no es un post. Tampoco es un escrito formal ni un texto muy pensado. Creo que es un intento por aclarar mis ideas con la ayuda de ustedes, mis lectores.
Porque, a pesar del entusiasmo que me hizo pensar que esto era una buena idea y que podía ser un punto de contacto para los octogeniales piolas, llevo un año de luchas bastante inútiles con el host que cobija el blog.
No logré que ninguno de mis colaboradores iniciales destrabara los inconvenientes que impiden, por ejemplo, que los mensajes de los lectores aparezcan donde deben, que el aviso de nuevo post por mail saliera cuando precisaba (salió unas veces sí otras no). En cambio, al recurrir a la “ayuda” que ofrece el host solo me aparece un cartel que ofrece un plan más caro del que estoy pagando. En fin.
Después de mucho pensar y pasar por las habituales fases de duda, enojo, frustración y depre saqué algunas conclusiones:
Que la idea es buena pero no es el momento.
Que la idea es mala y no importa el momento.
Que a los octogeniales les cuesta manejar lo cibernético aunque el tema les interese.
Que el tema no les interesa aunque manejen bien la notebook y el teléfono.
También entendí que alguien, que definitivamente no sería yo, tiene que reorganizar esto, resolver los problemas y ocuparse de promocionarlo para que crezca si es que vale la pena. Hasta tanto encuentre a la persona que me salve del naufragio paro las máquinas para no chocar.
Si este texto les parece confuso es porque refleja el muy confuso estado de mi ánimo, el mismo que me impidió en las últimas semanas volver a postear.
Pensé algunas cosas más pero no las recuerdo… porque no las anoté. Lo que queda claro es que no puedo olvidar los comentarios amorosos, emocionantes o divertidos que recibí desde el primer día y que me estimularon a seguir.
Por eso los invito a que, sin pelos en el teclado, se animen a decir en total confianza lo que opinan de octogeniales. A favor o en contra, suaves o bravos, todos los comentarios serán bienvenidos para decidir si vale la pena seguir o es inteligente cerrarlo.
Mientras tanto les deseo felices fiestas y un año suave y dulce para todos.