Esta nota no iba a estar aquí inicialmente porque ni siquiera la había imaginado. Dio la casualidad de que en España vi la campaña del título y me convencí de que era de las mejores para iniciar el blog.
Resulta que el señor Carlos San Juan, de 78 años, “harto ya de estar harto” como diría Serrat, decidió reclamar ante el Ministerio de Economía español para que se modificara el maltrato digital hacia los mayores. Ante la sorpresa de todos, incluida la suya, se consolidó un movimiento que reclama lo mismo que a cualquiera de nosotros nos irrita o descorazona la mayor parte de las veces que tenemos que hacer un trámite.
San Juan pone el acento en lo que llama acoso digital a los mayores; reunió en pocos días más de seiscientas mil firmas en defensa de los viejos y en particular del 26% de los que no manejan medios cibernéticos. Reclama por los bancos, que se digitalizaron muy rápido en su propio beneficio para reducir sucursales y personal, sin tener en cuenta que los mayores tienen que pedir turno por internet o usar la app del teléfono o la tablet que apenas saben usar -o no los tienen- cuando no hacer colas en el sol o el frío de las cada vez más escasas sucursales abiertas.
La peor parte es que se sienten tratados como estúpidos cuando, por ejemplo, no saben manejar un cajero automático. Los funcionarios de allá arriba parecen suponer que todos tenemos celulares modernos y notebooks de última generación y que hicimos un curso en sistemas. Lo más grave de esto, además, es que interfiere con el libre e inmediato acceso al dinero propio.
La realidad la vemos todos y en todos los países: cada día hay menos cajeros humanos a lo que, además, el Covid le agregó una excusa adicional perfecta.
El resultado de la suma de factores es que somos nosotros, los clientes a quienes nos cobran hasta el aire que rodea nuestra cuenta, quienes ahora hacemos casi todo el trabajo; solo falta que nos pidan que limpiemos los vidrios de los locales aún abiertos. Aunque es cierto que puede parecer un oxímoron pedir a los bancos un trato más humano hacia los mayores igual hay que pedirlo.
¡Bravo señor San Juan, cuenta con mi admiración y apoyo totales!
Nota al pie
Para ser honestos, los bancos no son los únicos que nos maltratan o discriminan. Este tema que nos afecta en diferentes áreas seguirá en una nota próxima.